Cayeron las primeras gotas de lluvia
un día de domingo
y tú despertaste al mundo,
pero el mundo estaba en otro sitio.
Hacía calor, y alguien,
si no recuerdas mal,
gritó tu nombre,
pero el mundo estaba en otro sitio.
La vida, sonreíste, nos espera
siempre en otros dedos,
nos espera en otra luz.
Era un día de verano
y regalaste una sonrisa
a las gotas de lluvia
que acariciaban tu rostro.
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